Nuevo
capítulo de la cruzada contra la negociación colectiva en Navarra,
ahora a cuenta de la firma del primer convenio estatal de
Restauración Colectiva (empresas dedicadas a servir comidas en
comedores escolares, empresas, centros públicos...). Más de 2.000
personas se verán afectadas en Navarra, en un sector principalmente
femenino, y donde la contratación a tiempo parcial es la norma.
Los
responsables navarros de UGT y CCOO, firmantes de este convenio, se
han apresurado a justificarse. Nos dicen que las condiciones de
trabajo “se mantendrán”, algo que todavía está por ver. Pero
lo que es indiscutible es que estos sindicatos quieren que la
decisión sobre las condiciones laborales esté en Madrid y no aquí.
Y la experiencia nos dice que cuanto más lejos de los y las
trabajadoras se negocie, peores resultados. No es casualidad que la
patronal esté dando palmas con las orejas. La de aquí también.
¿Y
las trabajadoras del sector qué dicen? Que a ellas nadie les ha
preguntado. ELA propuso a UGT, CCOO y LAB el impulsar un convenio
navarro de colectividades, como fórmula para frenar la invasión
estatal. La respuesta de UGT y CCOO a estas propuesta ha quedado en
evidencia con la firma del convenio estatal.
No
nos engañemos. Son los mismos y sus decisiones las toman en Madrid,
aunque vivan del presupuesto de Navarra, como ha quedado demostrado
en las últimas fechas. De esto debería tomar buena nota el actual
Gobierno de Navarra.
Decía
que éste es un nuevo capítulo de un proceso que de continuar en
esta línea va a dejar una foto lamentable de la negociación
colectiva en Navarra, al menos en lo que al sector servicios se
refiere.
Se
han reservado materias para su exclusiva negociación en los
convenios estatales, algunas tan importantes como la subrogación del
convenio de limpiezas. Han impuesto convenios estatales donde antes
se aplicaban provinciales (comercio de droguerías y perfumerías,
por ejemplo), al tiempo que impulsan nuevos convenios estatales que
ahora no existían para su aplicación en sectores que tienen
convenio de Navarra (al mencionado de colectividades se unen otros
como el de Oficinas y Despachos).
Suma
y sigue. A principios de año se firmó el acuerdo marco de
hostelería que impide abrir nuevas negociaciones que no autoricen
Patronal, UGT y CCOO. La opinión de los trabajadores al respecto ya
se ve que no interesa. Ahora se está negociando el Acuerdo Marco de
Comercio (AMAC). El objetivo: dar prioridad aplicativa a la
negociación estatal frente a la provincial.
A
esto se unirá sin duda la aparición de nuevos convenios estatales.
Ya se habla de impulsar un convenio estatal de supermercados,
mientras el de Navarra lleva 11 meses paralizado. También es
conocido que las grandes empresas del comercio textil se han asociado
en una patronal, paso previo a la negociación de un convenio.
ELA
está poniendo encima de la mesa fórmulas legales que frenen la
invasión de la negociación estatal, algo perfectamente posible. Se
han propuesto en todas las mesas de negociación actualmente
abiertas. Y la respuesta siempre es negativa por parte tanto de UGT y
CCOO como de la patronal, que mantienen una férrea alianza en este
sentido.
Cabe
señalar que es la misma patronal que también vive del presupuesto
público, es decir, gracias a los impuestos que pagamos
principalmente los y las 'curritas' navarras. Como para reírse y no
parar, si no fuese porque la cosa no tiene ninguna gracia.
En
conclusión, a quienes se les llenaba la boca y se erigieron en los
defensores de la negociación sectorial de Navarra son los mismos que
están colaborando con su extinción. Como si Juan Carlos de Borbón
ahora fuese la imagen de una campaña en favor de la conservación de
los elefantes.
Conozco
la reacción que estas líneas van a tener, y por ello me adelanto.
Efectivamente, ELA firma pocos convenios sectoriales en Navarra, por
dos razones principales: porque muchos están desapareciendo por un
lado, y por otro, porque la patronal siempre encuentra quien se los
firma más baratos. Firmar convenios es fácil. Lo que es difícil es
conseguir contenidos que mejoren sustancialmente las condiciones de
trabajo y que permitan recuperar el peso que los salarios han perdido
los últimos años en relación a la riqueza que se genera. Este es
el objetivo de ELA. Para lo otro solo se necesita un boli.
Negociar
en el Estado y en Navarra es incompatible. Cada cual es libre de
optar por la estrategia que le parezca más oportuna y de defender
los intereses que crea más conveniente. Pero desde ELA tenemos claro
que negociar en Madrid no es defender los intereses de los y las
trabajadoras de Navarra.
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